Hay mucha discusión en los Estados Unidos sobre cómo ayudar a las personas a unirse para resolver los complejos problemas que enfrentan la nación y el mundo. Como estudioso de los juegos, veo oportunidades para que ese medio popular contribuya a este esfuerzo.
Los juegos y la comunidad de juegos, especialmente en línea, no siempre son modelos de civismo o vida cívica.
El acoso y la toxicidad, sin mencionar la propagación de la desinformación y las teorías de conspiración, son problemas en algunos juegos y en la forma en que algunas personas los juegan.
Pero además de la crueldad en algunos juegos, también hay compasión, al igual que en otros tipos de comunidades, ya sean aulas escolares, reuniones del ayuntamiento o grupos de Facebook. Por ejemplo, un estudio de 2020 realizado por la Liga Antidifamación, una organización contra el odio, encuestó a personas que juegan juegos multijugador en línea y descubrió que el 81% de los jugadores experimentaron acoso, pero el 95% de los encuestados también tuvieron experiencias positivas, como encontrar amigos y mentores y sentirse parte de una comunidad.
De hecho, muchas personas de todas las edades pueden estar participando en la vida cívica sin siquiera darse cuenta, a través del juego. Los jugadores participan en debates y discusiones políticas, asumen las perspectivas de los demás e incluso protestan por cuestiones sobre mundos físicos y virtuales.
Como explico en mi libro "We the Gamers: How Games Teach Ethics and Civics", los juegos pueden ayudar a los jugadores a practicar habilidades importantes relacionadas con la educación cívica y la vida pública, como la comunicación, la empatía y la compasión, el pensamiento crítico y la resolución de problemas.
Estos son algunos ejemplos. En el modo más popular de Fortnite, los personajes de 100 jugadores son lanzados desde el aire en una isla, donde luchan hasta que solo queda un sobreviviente. Para ganar, los jugadores deben recolectar objetos, construir refugios, encontrar armas y evitar el mal tiempo.
El objetivo en el juego es matar a los personajes de los otros jugadores, pero estas otras tareas ayudan a los jugadores a desarrollar habilidades de pensamiento estratégico como la gestión de recursos limitados. Estos también son útiles en la resolución de problemas cívicos. Un jugador de Fortnite necesita pensar en los mejores lugares para construir un refugio, cuándo tomar pociones de salud o cuánta madera y piedra almacenar, al igual que una comunidad tiene que pensar en cómo asegurar estructuras o almacenar suministros de primeros auxilios antes de una tormenta que se avecina.
Además, Fortnite mantuvo una serie de conversaciones sobre raza y política a través del juego, presentado por el comentarista político Van Jones, que contó con oradores como las periodistas Jemele Hill y Elaine Welteroth.
Los jugadores de Minecraft pueden encontrar y romper ladrillos que producen materiales que pueden usar para crear artículos como herramientas, edificios y alimentos.
Hay diferentes modos de juego, como el modo de supervivencia, donde los jugadores necesitan mantener su salud mediante la búsqueda de recursos, o el modo creativo, donde los jugadores pueden modificar el juego para desarrollar nuevos elementos o actividades dentro del juego. Por ejemplo, los jugadores en Minecraft pueden necesitar pensar dónde construir o qué materiales usar para crear una casa o edificio, al igual que los planificadores y constructores en una comunidad del mundo real.
Además, los jugadores han utilizado el juego para participar en historias relacionadas con la educación cívica. El año pasado, miles de espectadores de YouTube y Twitch vieron los livestreamers de Minecraft en un mundo virtual compartido en particular. Mientras jugaban Minecraft, realizaron una narrativa dramática relacionada con una elección ficticia para el presidente de un mundo que crearon, llamado L'Manberg. En esta elección compitieron cuatro partidos políticos imaginarios. El final en enero de 2021 atrajo a más de 650,000 espectadores en YouTube y Twitch y trató temas como el fraude electoral.
En Among Us, 10 personas juegan juntas en línea como compañeros de tripulación en una nave espacial. Pero uno o dos de ellos son impostores que pretenden realizar tareas de tripulación simuladas, pero realmente se escabullen y eliminan a los otros jugadores del juego.
Los jugadores necesitan usar habilidades de comunicación y deliberación para tratar de averiguar quiénes son los impostores. Los jugadores montan argumentos sobre quién creen que es el impostor y proporcionan evidencia persuasiva como "Vi al personaje amarillo huyendo de la cafetería". La necesidad de compartir evidencia y utilizar habilidades de razonamiento y técnicas persuasivas proporciona práctica en la colaboración para resolver problemas grupales.
Este juego también ha sido utilizado por políticos del mundo real para involucrar a la gente: en 2020, las representantes estadounidenses Alexandria Ocasio-Cortez e Ilhan Omar jugaron Among Us y lo transmitieron en vivo en Twitch, donde más de 400,000 personas lo vieron.
En Animal Crossing: New Horizons, los jugadores crean su propia isla, visitan las islas de otros y recogen insectos, peces y otras criaturas digitales.
Los jugadores pueden diseñar y vestir sus propios avatares digitales, dar artículos a otros jugadores y comprar mejoras para sus hogares. Necesitan expresar su identidad en el juego; La casa del juego de mi hija tiene una sala de estar de temática acuática, mientras que la mía parece una biblioteca. Dar regalos que se ajusten a los deseos de otros jugadores requiere aprender sus intereses y perspectivas.
Aprender a expresarse y comprender las necesidades de los vecinos ayuda a los jugadores a sentirse parte de la conversación más amplia sobre cómo la sociedad mejora el mundo.
Durante su campaña electoral, Joe Biden y Kamala Harris crearon sus propias islas en el juego, que presentaban versiones virtuales de las figuras políticas y alentaban a los jugadores a votar. People for the Ethical Treatment of Animals incluso organizó una protesta como parte del juego, contra un museo digital que es un destino en el juego, pidiendo que se vacíen los tanques virtuales y las exhibiciones y que se liberen las criaturas digitales.
Algunos juegos incluso ayudan a los jugadores a resolver más directamente problemas cívicos. En la serie Plague, Inc., los jugadores juegan como un virus, bacteria u otro germen y tratan de propagarlo tanto como sea posible. Pueden hacer evolucionar el patógeno para propagarse a través de los insectos o para causar síntomas como tos.
Pero una versión reciente, Plague, Inc.: The Cure, pone a los jugadores en el papel de luchar contra el brote, al igual que el mundo ha estado trabajando para frenar la pandemia de COVID-19. Los jugadores intentan desarrollar una vacuna o hacer políticas en torno al enmascaramiento o el distanciamiento social y observar las consecuencias económicas y sociales.
Jugar juegos como estos ayuda a las personas a comprender los sistemas complejos y cómo la intersección de factores dinámicos puede desarrollarse en una sociedad.
Aprender habilidades para la resolución de problemas grupales, comprender las crisis mundiales, observar a los funcionarios electos, todo eso suena como compromiso cívico, acción social y activismo, incluso cuando están sucediendo en un juego digital.
Por supuesto, al igual que todos los espacios públicos y comunidades cívicas, es importante considerar si todos pueden participar por igual. Los obstáculos para unirse incluyen la necesidad de tener computadoras o teléfonos inteligentes, acceso a Internet y tiempo libre para jugar. Desafortunadamente, los sesgos que dan forma al mundo también afectan a los juegos y a si las personas sienten que pertenecen y pueden expresarse en los mundos de juego. Por ejemplo, los diseñadores pueden limitar los tipos de texturas de cabello, como el Tipo 4, una textura fuertemente enrollada rara en los juegos, o los tipos de cuerpo que los jugadores pueden aplicar a sus avatares. Los juegos más inclusivos y equitativos pueden ayudar a aún más personas a aprender y participar en la educación cívica.
Los juegos pueden incluso ser formas útiles de explorar posibles cambios en los sistemas sociales, políticos y económicos. Permitir que millones de personas experimenten en un mundo digital podría proporcionar información que identifique políticas productivas y destructivas que podrían adoptarse en el mundo físico. Por ejemplo, a través del juego EterRNA, los jugadores ya están ayudando a diseñar nuevas vacunas de ARNm que puedan defenderse contra las variantes del coronavirus que causa COVID-19. Los juegos pueden revelar defectos, oportunidades e incluso soluciones a problemas preocupantes. A medida que los ciudadanos consideran cómo involucrarse más cívicamente y alentarse mutuamente a hacerlo, los juegos digitales brindan oportunidades para aprender, crecer, explorar y cambiar, no solo individualmente, sino también en términos de humanidad y sociedad.
